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jueves, 21 de marzo de 2013

EL VIH/SIDA TAMBIEN ES UN ASUNTO DE LOS ADULTOS MAYORES. por Cátedra de la Paz

Para la mayoría de la población, no relaciona el tema del VIH/SIDA con la vida normal de los Adultos Mayores. Para unos, ellos no tienen más dinámicas personales que pasar el restos de sus vidas en algún centro institucionalizado o en sus casas, supongamos en las mejores condiciones; para otros, los adultos mayores no tienen vida sexual, por lo cual, no tienen riesgos para infectarse de VIH.
Si el SIDA es considerado un problema de salud pública que amerita especial atención, debido a que provoca incapacidad y muerte en la población en edades productivas, afecta la vida familiar, la pérdida de afecto y de vivir en comunidad, entonces surge la pregunta, el VIH/SIDA es un asunto de los Adultos Mayores.
Para Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA, en la pasada Conferencia Internacional del SIDA (Washington, 2012) “Son tiempo de transformación social. En la actualidad, con 34 millones de personas que viven con VIH y muchos más están afectados, todos ellos exigen salud, justica y dignidad. Debemos lidiar con los determinantes sociales que ponen a los individuos en riesgo: pobreza, inequidad de género, homofobia, criminalización y precariedad habitacional. Es indignante que en el 2012, con las herramientas para vencer la epidemia, aún tengamos que luchar contra los prejuicios, el estigma, la exclusión y la criminalización”, desafió a la audiencia Sidibé, quien además reconoció la crisis financiera que enfrenta la respuesta y que teme por el futuro de la solidaridad internacional.
A pesar de que hay conciencia de la enfermedad, persiste la falta de establecimientos de bases sólidas que permitan mejorar los niveles de atención de personas infectadas y de programas de prevención y educación para que la epidemia no siga silenciada y deje de ser valorada como un problema privado.
Al contrario de lo que mucha gente cree, la actividad sexual no se termina a los 50. Y una de las evidencias sobre esta realidad social y natural proviene de las estadísticas internacionales que cartografían la evolución de la epidemia del VIH-SIDA. Según datos que se confirmaron en la XVIII Conferencia Internacional de SIDA (AIDS 2010) en Viena, el de los mayores de 50 años  es el grupo que más creció en la última década.  Globalmente, se calcula que los nuevos diagnósticos de VIH en esa franja de edad se duplicaron. Por su parte, los Centros de Control Epidemiológico de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) informaron que se habían quintuplicado el número de pacientes con VIH mayores de 50 en la década entre 1990 y 2000.
Teniendo referencias la experiencia de otros países como Argentina. Podemos decir, que la escasez de datos sobre la prevalencia de esta enfermedad en adultos mayores, la falta de campañas de prevención para esta población y de indagación por parte de los profesionales de la salud sobre las conductas de riesgo manifiestan que los prejuicios sobre la sexualidad en la tercera edad siguen vigentes, sin tener en cuenta que la cifra de mayores de 50 años que contrajeron el virus es “sorprendentemente elevada”, según la OMS.

Esta situación se debe a una combinación de factores: 1.-La terapia antirretroviral aumentó la expectativa de la vida de las personas seropositivas -infectadas con VIH. 2.-Los fármacos que favorecen la erección masculina prolongaron la actividad sexual en las personas mayores, pero esta población aún no tomó la suficiente conciencia de la importancia del uso del preservativo.
3.-Los profesionales de la salud no suelen indagar a las personas mayores sobre sus conductas de riesgo -sexuales y/o adicciones-, por lo que el diagnóstico suele darse tardíamente, presentándose un curso más severo y menor sobrevida. 4.-Las manifestaciones clínicas de la infección por HIV -astenia, anorexia, pérdida de peso, trastornos de la memoria, por ejemplo- suelen atribuirse a otras enfermedades prevalentes en los adultos mayores. 5.-Los profesionales de la salud no suelen pedir pruebas de VIH-SIDA en las personas mayores. Asimismo, los pacientes suelen sentirse avergonzados para pedir la orden de un examen o con miedo para realizar el estudio.
6.-Escasean los datos y las campañas de prevención.
El VIH-SIDA en la vejez es un tema que preocupa y se habla bastante poco. Hay menos VIH, por los tratamientos antirretrovirales, pero la edad de las personas infectadas aumenta en el mundo entero. El SIDA aumenta en edad y se feminiza -hay mayor cantidad de mujeres infectadas”, destacó en el diario Popular, la doctora Liliana Gastrón, directora del doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Luján, y profesora de la Universidad de salud y de la Universidad Nacional de Entre Ríos. (Argentina, 2011)
Respecto a la escasez de datos, Gastrón sostuvo que “hay muy poca información sobre esta infección en adultos mayores, los datos están concentrados en la franja de 15 a 49 años, y una de las causas es porque los profesionales de la salud no preguntan a los pacientes mayores sobre sus conductas sexuales, mucho menos a las mujeres mayores, la prueba de detección de SIDA no forma parte del examen rutinario y no hay campañas de prevención dirigidas a la tercera edad”.
Gastrón sostuvo que “hay muchas barreras de los profesionales de la salud, quienes no reconocen la vida sexual de las personas mayores, como si después de la edad reproductiva no se tuviera sexo, y esto es ridículo cuando hoy la expectativa de vida supera los 80 años y más con la comercialización de los fármacos para contrarrestar la disfunción eréctil”. Al respecto, la profesional indicó que los hombres que usan estos fármacos “muchas veces suelen recurrir a trabajadoras del sexo y a prácticas peligrosas porque en su generación no usaban preservativo, después vuelven a sus casas y contagian a sus mujeres”. De igual forma, la especialista remarcó que en el caso de las mujeres “también suelen recurrir a prácticas peligrosas (relaciones sexuales sin preservativo) cuando tienen alguna relación ocasional, dado que son mujeres de 50 años y más, sin pareja, divorciadas o viudas, pero como ya pasaron la edad reproductiva no se cuidan sin tener en cuenta que pueden contraer el VIH”.
Víctor López, de Frenpavi (México), indica que uno de los trabajos que realiza esta agrupación civil es organizar talleres de información sobre el VIH/SIDA y cómo prevenirlo en el país. Y es durante estas sesiones, señala, donde hemos descubierto que hay adultos mayores seropositivos, debido a que reactivaron su vida sexual con el uso de algún tratamiento para disfunción eréctil. Sin embargo, aclara que no es por el consumo de pastillas que se estén infectados con VIH, sino por la falta de información de la gente en torno a cómo se contrae esta enfermedad, pues asegura que la mayoría de los adultos mayores piensa que por rebasar los 60 años de edad, ya no les va a pasar nada. (Diario El Universal, México. 2008)

En varias ocasiones, se ha afirmado que en torno a la vejez hay muchos mitos, entre ellos, que una persona mayor ya no tiene el deseo de tener relaciones sexuales cuando eso no es cierto. “La sociedad está acostumbrada a ver a una pareja de ancianitos abrazándose, pero jamás haciendo el amor”. Socialmente, en la vejez, hay una tendencia al aislamiento, propiciada por la pérdida de rol en la familia y sociedad, el retiro a albergues o ancianatos, la disminución de los recursos económicos y las numerosas pérdidas de familiares y amigos que naturalmente se van sucediendo  que da una imagen equivocada de que los adultos mayores no tienen sexo. (Luis Gutiérrez, Especialista de Geriatría. México)

Conociendo un poco al adulto mayor, podemos decir que a partir de los 70 años, de acuerdo con los especialistas, los adultos mayores padecerán discapacidades motrices, visuales, auditivas, de lenguaje y mentales. En la actualidad se reconoce a quien tiene más de 60 años como adulto mayor. Existen, sin embargo, diferencias muy grandes entre subgrupos: de 60 a 69, los adultos mayores están aún, en su mayoría, en plenas facultades; de los 70 a los 85, demuestran ya una baja capacidad funcional y; luego de los 85, se tornan particularmente frágiles y vulnerables. Cada una de estas etapas representa un estado biológico diferente.

Para los especialistas, estas cifras son un amargo recordatorio de la importancia de practicar sexo seguro, independientemente de la edad que se tenga. “Esta nueva tendencia se explica por una serie de razones como el aumento de la tasa de divorcios, la mayor longevidad y la disponibilidad de fármacos para la disfunción sexual son todos factores que inciden, el uso del preservativo en forma consistente empieza a disminuir a partir de los 25 años y después de los 50 es bajísimo. En las mujeres posmenopáusicas, características biológicas, como la sequedad vaginal, pueden favorecer la infección.”  Un estudio arrojó que los hombres que utilizan medicamentos para la disfunción eréctil como el Viagra® tenían 3 veces más probabilidad de adquirir una enfermedad de transmisión sexual como el VIH.
Un reporte nuevo sugiere que la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y sus tasas de prevalencia son sorprendentemente altas en las personas mayores, quienes parecen haber sido completamente ignoradas por la investigación y la vigilancia, tal vez porque asumimos que no estarían en riesgo. Sin embargo, ello también significa que muchos casos de infección por VIH en personas mayores de 50 años quedan sin diagnóstico. Los autores indicaron que se requiere más investigación a fin de identificar los factores de riesgo para el desarrollo de la infección por el VIH en las personas mayores. Los autores concluyeron lo siguiente: "La prevalencia y la incidencia de la infección por el VIH en las personas mayores de 50 años de edad parecen ser sorprendentemente altas; y los factores de riesgo están totalmente inexplorados." "El entendimiento de la epidemiología de la infección por el VIH en las personas mayores puede llevar a intervenciones para hacer estos años más seguros y más disfrutables," agregaron.
Referencia original: "The unexplored story of HIV and ageing". George P Schmid, Brian G Williams, Jesus Maria Garcia-Calleja, Chris Miller, Emily Segar, Monica Southworth, David Tonyan, Jocelyn Wacloff and James Scott. Bulletin WHO, 2009; 87: 161-244. doi: 10.2471/BLT.09.064030
(*) Ptgo Walter Trejo Urquiola. Coordinador General Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar A. Romero”

FUENTES:CATEDRA DE LA PAZ

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